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Global Inside Synopsis es una marca registrada de newsletter con contenidos de información, análisis y opinión política y económica de Argentina y el mundo. Se brinda en este espacio un panorama que se considera altamente calificado para la toma de decisiones.

jueves, marzo 30, 2006

“EL JUICIO FINAL”
(Un cuento futurista del año 2026).
(Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse).

¡¡¡ Que comparezca el ex Jefe de Estado !!!!.

La voz del Presidente del Tribunal Supremo resonó en la gran sala donde se alineaban otros seis jueces cubiertos con togas de seda negras y un capelo ladeado que parecía mezcla de boina y solideo.

Las puertas pesadas se abrieron y los goznes, sin uso, chirriaron como un pájaro muriendo. Pronto apareció un hombre demacrado caminando con dificultad, que era casi arrastrado con sus grilletes por dos uniformados .

Su nariz prominente y sus ojos de buitre, afectados por un estrabismo exotrópico, le daban un aspecto de cadáver de gripe aviar.

Nadie podía adivinar hacia donde miraba realmente ese hombre desaliñado y desagradable.

Traía una bolsita de plástico en su mano derecha.
En ella podía verse un logotipo azul algo despintado “Supermercados Cototo” .

¡¡¡¡¡ ¿ Qué trae en esa bolsita de plástico ? !!!!!!
(preguntó el Presidente del Tribunal Supremo).

El reo miró la bolsita y levantando la vista otra vez, dijo:
“Nada, señor Presidente, la bolsita esta vacía”.

¡¡¡¡¡ ¿ Y entonces, para que rayos la trae ? !!!!!
(le replicó el magistrado)


“Mire … tengo una operación de esas “contra natura”… y necesito la bolsita por las dudas, … usted sabe …”.

¡¡¡ Tome asiento !!!!!!!

(El resto de la sala hizo un murmullo y todos se sentaron casi al mismo tiempo).

¡¡¡ Diga su nombre y apellido !!!!! , pidió el Juez.

(el reo lo dijo).


¿ Díganos si es usted el conocido violador serial de la Constitución Nacional ? (el Juez fue al grano)

- “Así es señor Presidente, … soy yo”.

¿ Y … cuántas veces la violó ?

- “mmmm…no recuerdo muy bien señor, pero más de veinte veces”.

¡¡¡¡ ¿Veinte veces? !!!!!!
(exclamó casi espantado el Presidente del Tribunal).

- “Si veinte veces, que se yo… más o menos… pero 20 cada artículo… o sea… habría que multiplicar eso… por los 129 artículos, señor…
- “Digamos que la violé unas dos mil quinientas veces”.

(se hizo un murmullo y el juez chorreando un hilo de
baba, se sacó la gorra. Vinieron dos personas y le
dieron un vaso de agua).


¿ Puede usted explicarle a este Honorable Tribunal como lo hizo y quién le ayudó a hacer esa tropelía ?

(el anciano magistrado, absorto, había apoyado su barbilla sobre la mesa con sus manos cruzadas por sobre su cabeza) .

- “Lo hice yo solito señor … nadie me ayudó,… y nadie se opuso”.

- “El método era bastante sencillo… Yo hacía un monólogo enojoso y amenazante todos los días en la casa de Gobierno o en algún otro lugar. Cuando terminaba el monólogo todos aplaudían… y entonces ahí,… yo agarraba y… violaba otro artículo”.


“y así sucesivamente…”

¿Y volvían a aplaudirlo?

- “Si por supuesto… y me vitoreaban también”.

¿ Y quiénes eran… quienes asistían a esos monólogos ?
(el juez tenia agarrado tan fuerte el martillo de madera que los nudillos de los dedos se le pusieron blancos)

- “Eran siempre los mismos señor… es bastante obvio.., salvo algunas veces que se infiltraba gente indeseable. Una vez se metió una señora y me increpó… pero nadie la había invitado… sabe”

¿ Y el Congreso jamás le dijo ni le objetó nada ?

- “No señor, al contrario… el Congreso me obedecía ciegamente gracias a dos medicamentos que yo le administraba a los legisladores todos los días a últimas horas de la tarde .”

¿ Y qué clase de medicamentos les daba ?

- “Caja feliz y Miedo incontenible, señor… una fórmula mágica”.
(otro murmullo fuerte en la sala. El Juez dió un
martillazo pidiendo silencio).

¿ Y los jueces ?

- “También me obedecían ciegamente con otros 2 medicamentos”.

¿ Y … cuáles eran esos medicamentos ?

- “ Consejo de la Magistratura en versión veneno y en
en versión antídoto.”

¿ Y nunca nadie se resistía ?


- “No, señor…. el temor reverencial y la absoluta falta de arrojo eran las condiciones imprescindibles para ser dirigente político en mi República”.


¿Y cómo se llamaba su República ?


- “Mire.. yo recuerdo que le cambié el nombre varias veces por decreto de necesidad y urgencia….. creo que la última vez le puse “ República del Páramo” . ”

¿ Y que ocurrió con la República del Páramo ?
(el fiscal se acerco al estrado y le dijo :
“está en el expediente señor,esa es la República que
desapareció del mapa”)

¿Hay algún sobreviviente de la República del Páramo en la sala? (preguntó el Juez, mirándolo al fiscal).

“Si, señor, estos tres ancianos que son precisamente los acusadores” (replicó el fiscal).

(Sobre un rincón había tres ancianos en sillas de ruedas).


¿Y ustedes como hicieron para sobrevivir ? , preguntó el Magistrado


El anciano que todavía hablaba tomó la palabra :
(los otros 2 habían enmudecido por shock traumático)

“Le voy a tratar de resumir seño Juez”
“Todos se habían muerto en Páramo, los alimentos se habían terminado, estaba prohibido producir alimentos desde hacía mucho tiempo”.
“Primero… ese señor de la bolsita prohibió exportar carne y después de sugerir no consumirla, prohibió directamente comer carne, después prohibió comer fideos, más tarde prohibió comer vegetales, y así siguió hasta que no quedó ningún alimento en el país.”

“Este señor creo que comía porque tenía almacenados algunos alimentos en su oficina, pero ya no quedaba nadie vivo en la República.”

“En realidad nosotros fuimos al monólogo de la tarde a pedirle algo de comer pero como no había nadie y él siempre hablaba igual, había empezado a hablar solo.
Prometía a los gritos que ese día iba a violar otro artículo de la Constitución (el número 30, que es precisamente el que permite reformarla) …quería cambiar la frase “se permite reformarla” por la frase “se permite violarla”.

“Nos preguntó quien nos había invitado al monólogo …. Le dijimos que nadie, por cuanto en realidad no había nadie con vida en el país”.
“Nos preguntó si sabíamos que estaba prohibido andar en silla de ruedas por Decreto de Necesidad y Urgencia Nro 5447977… y le dijimos que no sabíamos nada de eso”.

“Allí mismo nos metió en un calabozo a los tres”.
“Dos años en el mismo calabozo”

¿¿ Y como están vivos…. que comían ?????

“ Le parecerá horrible señor, pero todas las noches venía ese señor y nos traía esa bolsita que tiene en la mano… pero llena ” “Así… sobrevivimos”.

El juez, el resto del Tribunal de “La Haiga” y unos 15 fiscales, cayeron desmayados.

El acusado levantó la bolsita y los maldijo a gritos.

jueves, marzo 09, 2006

EDITORIAL: “EL POSADERO Y SU ESPOSA”
(Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse). (01/03/06)

Ya casi nada nos extraña acerca de este Gobierno.


Ya nada nos asombra, nada nos escandaliza y muy pocas cosas nos cambian los niveles de indignación que hay derecho a tener.

Kirchner ha demostrado ser capaz de muchas cosas que están por completo fuera de los límites de la imaginación.
Es un científico de la ilusión ajena.

Su discurso frente a la Asamblea Legislativa fue un enorme catálogo de logros hechos sólo por contraste con la crisis anterior.

Si fuesen exactamente ciertos , entonces la famosa vigente Ley de Emergencia Económica sería la estafa política mejor orquestada de la historia nacional. El discurso no puede coexistir con esa Ley.

O es falso el discurso, o es una vulgar estafa esa ley.

No hay otra

Ha demostrado que, como con esa evidente dicotomía, todo lo puede :

Puede insultarlo a Coto de arriba abajo y luego sentarse a pactar con él tranquilamente sobre conductas y códigos, precios y costos.

Puede mandarlo a Hugo Moyano a que le corte la entrada de los supermercados y luego de eso, como si nada pasara, sonriéndole en forma socarrona, amenazarlo con enviárselo otra vez.

Se dirá que esto pudo ocurrir porque justamente se trataba de un mercader de la dignidad personal como lo es este empresario , pero en verdad , son pocos los que han esquivado postrarse mansamente en las alfombras de Palacio.

A medida que progresa en su arrasamiento de dignidades, un ejército de lacayos crece bajo sus plantas de modo cada vez más numeroso.

El puede defender y prohijar a un Borocotó, a un Ibarra, nombrar como funcionario a un delincuente común que ha copado y destruido una comisaría y callar hasta el mutismo más insólito ante lo que le hizo Fidel Castro a García Hamilton.

Puede amenazar a varios periodistas por su opinión diferente, quemar todas las fotos en las que aparece abrazado a Menem, esconder mil discursos de alabanza al régimen de los 90’, anunciar 208 obras en el interior y hacer sólo 16, decir oficialmente que se van a repatriar todos los fondos desaparecidos y no traerlos jamás.

Puede subir todas las apuestas y hacerlo con el único método de nivelar hacia abajo, transferir a raudales desde el sector privado al sector público, subir los sueldos mínimos y congelar los de arriba, empobrecer arriba y conformar con migajas a los ya empobrecidos, bajar el desempleo con el artificio de alimentar vagos con Planes Jefas y Jefes, aprovechando con ello para hacer clientelismo político.

Puede cambiar las cosas, alargarlas, recortarlas, reformarlas, adaptarlas, cambiarlas a su antojo ,de largo de ancho y de alto.


Puede proponerle al Presidente uruguayo, llamándolo falsamente “amigo”, que suspenda las obras de Fray Bentos por 90 días y tener autorizado, parejamente, el sistema extorsivo diseñado para el corte de las rutas internacionales. Pretenderá pues, que Vazquez acepte bajo extorsión.

Puede mandar la Gendarmería a Santa Cruz para que no se corten rutas en esa provincia y, al mismo tiempo, frente a las barbas de los uruguayos, no mandarla a Entre Ríos para que allí se sigan cortando con el absoluto apoyo suyo.

En suma, puede hacer como hacía el posadero Procusto con todos sus siervos y sus huéspedes arrinconados :

Cortarlos en pedazos o estirarlos con horrible dolor para que adopten las exactas medidas de su propio antojo.

Si son más chicos, puede poner sus miembros a ser alargados con tientos que los puedan descoyuntar para que cedan.

Si acaso son más grandes, puede aserrarles las piernas y los brazos dejándolos del tamaño que le indiquen sus caprichos.

Es, cabalmente, un Procusto de la Constitución y de los tres poderes del Estado. Y acaso, con tal ventaja, se puede dar el lujo de ser un mentiroso sin la menor elegancia.

Nadie puede ser honesto con el mero esfuerzo de la imitación.

Si un tipo no es virtuoso, su talento moral es siempre un andrajo.

Es bastante fácil ser un Procusto de lo legal y de lo jurídico contando cada mañana con un Parlamento de siervos.

Las tijeras para cortar y las correas para estirar, entonces, están sólo en los decretos de necesidad y urgencia.

Con ellos, se puede vomitar sobre todo el plexo legislativo y también sobre la Carta Magna desde un marco flexible de poderes cómplices y desde un erial político, muestrario de una orfandad de contrapoderes que resulta la más alarmante de toda nuestra historia.

Véase bien el detalle de la trapacería del desparpajo :

La cabeza del “Pacto de Olivos”, chorreando sangre y clavada en lo alto de una pica fue enarbolada por este gran discípulo de Procusto como prenda de compensación de su paranoia retrospectiva.

La esencia de ese Pacto era el “núcleo de coincidencias básicas” de la Convención Constituyente de 1994 que reformaría la Constitución Nacional (Consejo de la Magistratura y reelección de Menem).

En el acta resolutiva final de esa famosa Convención Constituyente de 1994, Tomo V, página 5174, dice textualmente así :

“ f) Convencional Nro 112 (Fernandez Cristina)

= Vota por la afirmativa”. (sic)

“ g) Convencional Nro 156 (Kirchner Nestor Carlos)

= Vota por la afirmativa”. (sic)

Sólo once años después, el posadero Procusto y su cónyuge, con sus sierras y sus tientos degollaron con saña el engendro que ellos mismos habían impulsado : El Pacto de Olivos.

Salieron luego al camino que va de Atenas a Megara a invitar a los viandantes a que pasen a la Posada donde se sirven, en la cena, las vísceras del Pacto de Olivos.

Y lo hicieron sin temor alguno a zozobrar en el barro de su virtud de contrabando.

Sin temor tampoco, a que el tiempo descubra su moral en pedazos.

Sin temor a seguir mintiendo, con la anuencia de los otros dos poderes y sabiendo que todos, en derredor suyo, tienen su precio.

Un precio razonable que oscila entre una oficina oficial y una prebenda monetaria cíclica.

Un precio que, todos saben, va directo a fulminar la escala del mérito, a hacer callar a los ilustrados, a igualar ignorantes con estudiosos y a remplazar lo cualitativo por lo cuantitativo.

Sin temor a seguir cortando lo que en su extensión no les conviene y estirando lo que les aterra por su cortedad.

Cortando con sierra la moral de cualquiera incluida la propia y estirando con tientos las apariencias para que no haya nada ni nadie que se resista a entrar, mansamente, al lecho de Procusto.