global inside synopsis

Global Inside Synopsis es una marca registrada de newsletter con contenidos de información, análisis y opinión política y económica de Argentina y el mundo. Se brinda en este espacio un panorama que se considera altamente calificado para la toma de decisiones.

viernes, septiembre 29, 2006

EDITORIAL: “LA PEOR CARETA DE PIGMALIÓN”.
(Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse). 26/9/2006

De cada 10 truchadas de Kirchner : 5 son la mitad.

El formidable programa de “anuncios” y “promesas” que desarrolla el Presidente de la Nación, pintado con cal y atado con alambre, ya empezó a mostrar evidencias de que la masa crítica de su intención es absolutamente trucha.
Y ningún poder del Estado lo controla.

Se “anuncia” y se “inaugura” de todo. Un catálogo de fábulas montadas en un teatro rodante.

Kirchner inaugura viaductos bajo nivel ó sobre nivel a los que les falta todavía más de dos años de obra hidráulica que, como es subterránea, no está a la vista de nadie. Lucen, por eso, como obras terminadas.

Inaugura barrios a cuyo 85 % de las viviendas les falta terminar los interiores de las habitaciones y la totalidad de las instalaciones sanitarias. Pero tiene, el día del acto, una de las casas totalmente terminada para exhibirle a la distinguida concurrencia.

Inaugura obras viales que fueron concebidas e iniciadas en gestiones anteriores.

Anuncia planes de ayuda a las Pyme´s a través de Bancos que no identifica nunca y que jamás son accesibles por beneficiario alguno.

Anuncia créditos hipotecarios a 30 años a través de bancos que según dicen, prometieron su adhesión al “procedimiento”, y cuya implementación es reflejada en las respuestas que les van dando a los eventuales interesados que hacen cola en sus puertas : “Vuelva en 20 días”.

Inaugura rutas, fábricas, parques, descontaminaciones de ríos, puertos, minas y oleoductos transamericanos faraónicos.
Lo pequeño se presenta en un paquete vacío, pero con un impresionante moño.
Lo estructural y lo funcional, se promete para los próximos diez o quince años.

Todas las inauguraciones y los anuncios son tan truchos que acaso pretendan lograr en todos nosotros, el llamado efecto “Pigmalión”.

El poeta Ovidio (Publio Nasón) escribió “Las metamorfosis” que son 15 libros con unos 12.000 versos.

En sus “Metamorfosis”, Ovidio recreó un mito y nos contó que Pigmalión era un apasionado escultor que vivió en la isla de Creta.

En cierta ocasión, inspirándose en la bella Galatea, Pigmalión modeló una estatua de marfil tan hermosa que se enamoró perdidamente de la misma, hasta el punto de rogarle a los dioses para que la escultura cobrara vida y así poder amarla como a una mujer real.

Venus, diosa de la belleza y el amor, había nacido de la castración de Urano a quien su hijo Cronos decidió cortarle los testículos y arrojarlos al mar. De ese mar fecundado así, ese día, nació la diosa Venus quien fue la que decidió luego complacer al escultor y darle vida a esa estatua, que se convirtió en la deseada amante y compañera de Pigmalión.

Tal como en la leyenda, el “efecto Pigmalión” es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro individuo, afectan de tal manera a su conducta que el segundo tiende a confirmarlas.


Muchos experimentos han querido refrendar en los últimos años la existencia de este efecto que, por otro lado, parecería de puro sentido común.

Sin duda, la predisposición a tratar a alguien de una determinada manera queda condicionada, en mayor ó menor grado, por lo que a uno le han contado sobre esa persona.

Un llamativo caso tuvo lugar en una conocida empresa multinacional fabricante de productos de alta tecnología.

Los responsables del departamento de personal convocaron a una persona de su servicio de limpieza, en el último escalafón de la jerarquía de la organización y sin el bachillerato finalizado, a quien dijeron que era, entre todos los miles de miembros de la empresa, el mejor capacitado para ocupar un altísimo cargo de responsabilidad técnica en el plazo de dos años.

Las consideraciones éticas sobre este procedimiento darían mucho para cuestionar, pero el caso es que esta persona no sólo llegó a desempeñar las funciones del alto cargo prometido en menos tiempo del previsto, sino que años después siguió prosperando en la organización.

En efecto, parecería que la perspectiva de un suceso tiende a facilitar su cumplimiento. Y eso ocurre también en muchos otros ámbitos.

En el terreno de la investigación científica ó social, el investigador tiende muchas veces a confirmar sus hipótesis por descabelladas que parezcan.
Siempre existe el dato que todo lo confirma.

En economía, un caso del cumplimiento del efecto Pigmalión a gran escala se vivió con la crisis económica de 1929.

Si muchas personas llegan a estar convencidas de que el sistema económico se hunde, se hundirá.

Incluso hablando de nuestra propia salud, el efecto Pigmalión se manifiesta en el también conocido “efecto placebo” :

Hay quien cree recibir del medicamento lo que necesita obtener cuando en realidad sólo se trata de una simple pastilla de almidón, sin principios activos.

¿ Por qué rayos cura entonces, en determinados casos, un caramelo totalmente inocuo ?
Simplemente porque el médico dice que así será, porque alguien en quien creemos asegura que nos va a hacer bien y en suma, porque deseamos curarnos lo antes posible.

Digamos pues, que el “efecto Pigmalión” es función directa de un engaño previo, como condición imprescindible para vehiculizarlo.

Pero ese engaño debe ser tan inocuo que admita ser revelado al fin de la historia sin que nadie pueda indignarse demasiado por ello.

Jamás se puede promover el efecto Pigmalión arrancando desde una vulgar estafa ó armando una gran farsa en cuyo transcurso, el que la armó, obtenga beneficios personales como podrían ser una mayor intención de voto ó una creciente popularidad artificial apuntada a perpetuarlo en un cargo electivo.

Eso sería un caso típico del efecto “Pigmalión trucho”.

Una careta de Pigmalión donde el objeto “en espejo” termina siendo usado por el propio engañador.

Detrás de la careta hay un farsante que juega con la gente a la “promesa a largo plazo” o al “anuncio trucho” cuya concreción se dice luego que está en trámite.



Seguro que la diosa Venus debe andar ahora mismo con un cuchillo, buscando a un Presidente con careta para hacerle lo mismo que le hicieron a su padre Urano
.