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lunes, marzo 05, 2007

DOS HORAS DE HIPOCRESIA Y BURLA
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (1/3/2007)


El discurso conmovió los huesos de Moliere en su tumba.

Jean Baptiste Poquelín (Moliere) es autor del mejor tratado de hipocresía humana que existe en el mundo (“El Tartufo”).

El Presidente aceptó que su elección fue por unos pocos votos mientras unos párrafos antes de su catilinaria se desentendía de la historia del país por completo.

Ignora que un Jefe de Estado acepta en su juramento el país con toda su carga de responsabilidades, aún cuando los autores de cualquier compromiso hayan sido unos crápulas.

Incluído el fusilamiento de Dorrego.

Así como, los que vengan, tendrán que hacerse cargo de los compromisos y las hipotecas que él mismo está contrayendo ahora mismo.

Habló de superávit mientras esa suma es aritméticamente igual a lo que se sigue cobrando por el impuesto al cheque y por las retenciones a las exportaciones. Sin estos, no hay aquel.

Habló de expansión del crédito Pyme mientras el 93,8% de las solicitudes por este concepto rebotan en cualquier Banco.

Habló de periodistas que opinan diferente mientras la chequera que funciona para los que opinan igual tiene ahogados a unas dos docenas de medios escritos y orales. Y él lo ha ordenado.

Habló de los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel mientras cuatro de sus hombres más dilectos están rindiéndole homenaje ahora mismo al peor enemigo de Israel y de los judíos del mundo, alguien que no sólo ha negado el holocausto sino que alimenta el terrorismo para borrar de la faz de la tierra a seres humanos que desprecia en modo visceral.

Habló de López, desaparecido hace casi medio año, mientras la inseguridad (de la que no dijo nada) ya ha perforado las puertas y las costumbres privadas de cada ciudadano argentino.

Habló de confianza y honestidad, mientras afuera del Congreso había 74 micros con gente pagada para vitorearlo cuando saliera y para permitirle subirse a una tarima que la lluvia le arruinó.

Habló de una distribución equitativa de la riqueza, mientras el catálogo de subsidios que él mismo ha ordenado con la “caja”, supera en porcentaje a cualquier país de América.

Habló de Chávez, preguntando cual es el riesgo de ser amigo de este desorbitado mental, a quien aplaude hoy, olvidándose no solamente de su golpismo ingénito, sino también de su íntima sociedad abierta con el terrorista nazi Mahmud Ahmadinejad y con otros 5 dictadores.
Todos ya sabemos que para él no es un riesgo y que le prepara una gran recepción en el estadio Ferro dentro de unos días.

Habló de la serenidad en el cambio de ideas y de la paz de los diálogos, y allí Moliere no pudo más y arañó el ataúd por dentro.

Quería salir para incluirlo allí mismo como personaje primario en “El Tartufo”. Un campeón mundial de los agravios y de las humillaciones que habla de serenidad y paz, tiene un hábito por la ficción que le da espacio para entrar al primer capítulo.

Oblicuo hasta el extremo, le dirigió unas palabras a Tabaré Vázquez, sugiriéndole exactamente lo que él mismo se niega a conceder a todo el mundo : el diálogo y la negociación.

Pero su ambigüedad recalcitrante no tuvo límites :

No trepidó en endeudarse moralmente diciendo que algún día iba a escribir un libro, como lo hacen muchos Presidentes y que allí iba a dar nombres y apellidos de sujetos que se supone han cometido alguna felonía.

Si este Presidente quiere disfrazar el encubrimiento con una mezcla de pudor convencional y corrosivo, debe hacerlo frente a sus lacayos en privado, pero no insultar de ese modo torpe a la inteligencia de toda una ciudadanía.

Si cree que el mal no está en las cosas mismas, sino en las apariencias, entonces que diga cual es la moral que pretende arrogarse para sí y cual es la que debe encolumnar al resto.

Como no aspira a ser virtuoso, sino a parecerlo, dijo que no quiere vengarse de nadie. Fue la gota de agua que faltaba :

Moliere, espantado, rompió la tapa del cajón.

Pero no quiso ir a buscarlo para inspirarse en él.

Salió huyendo, porque un vicio tan peligroso, encarnado en un ser vivo, no podía estar ocurriendo en la realidad .


Lic Gustavo A. Bunse
gabunse@yahoo.com.ar