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viernes, mayo 12, 2006

EDITORIAL: “DESDE EL ERROR AL FRACASO”.
(Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse). (3/5/2006)

Mayo es un mes muy complejo para los monarcas.

La presentación al Tribunal de La Haya, el acto en Gualeguaychú, la soñada plaza del 25, las tres primeras velitas en una torta de poder discrecional que proyecta tener cuando menos ocho, y los 31 años de casados de un matrimonio ejemplar.

La presentación al “Tribunal de La Haya” es, como ya se sabe, un increíble subproducto de los “méritos” de la política exterior de una administración que sigue perseverante en su camino, en pos del objetivo primario de la aislación.

Una política exterior que siempre ha dependido y que depende sólo de los berretines de un desencajado social y de su conocido vicio de sujetar en pleno el futuro del país a los índices de popularidad.

Digámoslo sin ambages, es un error en marcha, nacido de otro error, y dirigido concientemente hacia un fracaso.

El segundo asunto, “el acto de Gualeguaychú”, aunque parezca ser hijo putativo de esos mimos errores, resulta nada menos que la bochornosa recolección de residuos para el basural político de una campaña electoral que pretende ahora alinear a la fuerza a varios gobernadores y aplicarles el rigor de la “caja”, antes de dar por iniciada la parodia de un conflicto insólito.


Digámoslo también sin titubeos, ese acto es un aborto de la naturaleza. Un error, nacido de otro error y dirigido concientemente hacia un engaño y hacia un inesquivable fracaso.


El tercer asunto, el acto de la Plaza del 25 de mayo, es la primera tentación “organizada” a la que se entrega el Presidente.

Le dieron garantías de éxito:
Luis Barrionuevo (Gastronómicos), Hugo Moyano, Luís Lingeri, Gerardo Martínez, Luís Delia, Emilio Pérsico y el esposo de Felisa Miceli (Pacha Velasco).

A todos ellos les pagó prolijamente y les sigue pagando en algunas cuotas que (como condición) están atadas a su sostenimiento y a su continuidad por varios años más.

La conciencia íntima de un indigno, jamás se atormenta:

El porcentaje de espontaneidad de esa plaza será nulo.

Nadie ignora eso.

Pero el espectáculo del ágora, en esa fecha, es una oportunidad que va a permitir ocultar bastante bien ese fracaso ingénito encapsulado en multitudes laudatorias y en vítores arrancados con forceps.

Probablemente se tiente con hablar, sabiendo perfectamente que les dirige la palabra a un rebaño de pobres que han sido llevados a ese lugar a través de las regalías y los aprietes que se han dispuesto desde esa dirigencia corrupta en 32 villas de emergencia.


Ese y no otro será entonces “su pueblo” y seguramente, sólo por eso seguirá sintiendo miedo por una “caja” que es lo único que hoy lo sostiene de tal modo, sin más garantías.

Digámoslo simplemente y sin vueltas: La plaza es un error en marcha, nacida de la corrupción sindical y dirigida concientemente hacia un engaño y hacia otro fracaso

Del último asunto : Los 31 años de casados que se cumplen el dia 9 de mayo, acaso no pueda decirse con certeza que sea también un error, un aborto de la naturaleza y un seguro producto de otro error, dirigido, como el resto de los asuntos, a un gran fracaso.

Se los ve un matrimonio muy feliz, siempre en familia, siempre demostrando su enorme sensibilidad humana y con su pensamiento puesto todo el día en las próximas generaciones (pero nunca en las próximas elecciones).
Ella es un modelo de mujer, por donde se la mire.

A casi todas las personas podría resultarles bastante fácil imaginársela como Presidenta de todos los argentinos.
Es una imagen casi remanida.

Haciendo monólogos vespertinos igual que su esposo pero con su dedo índice dando latigazos admonitores al aire y estableciendo un régimen perfeccionado de terror y división social.

No es difícil para nadie imaginársela en sus niveles máximos de histeria e insatisfacción plena por los innegables déficits naturales de una vida entregada al poder ciego y al encono ideológico.

Se pueden prefigurar sin mucho esfuerzo sus giras y todos sus periplos internacionales luciendo cuarenta modelos de la Madison Avenue para seguir con la cadena de inauguraciones de obras públicas que jamás se han terminado ni van a terminarse en ningún sitio.


Hasta puede ser conmovedor suponerla con la banda presidencial escoltada por granaderos para ir a la Catedral o para concurrir a acompañar a un cementerio, los restos de algún opositor.


Y según su personalidad borgiana, en el acto de asumir, su esposo será también, para ella, un insoportable opositor.

Un fracaso convertido en error.

Y allí nacerá ella, como la crisálida de ese error.

Será pues ella, el error… convertido en fracaso.