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miércoles, diciembre 21, 2005

ELOGIO SUBLIMINAL A LOMBROSO
(Por el Lic Gustavo A. Bunse)


Césare Lombroso (1836-1909) médico psiquiatra y criminólogo italiano de gran fama, sostenía lo siguiente :

Un individuo de aspecto siniestro, con asimetrías craneanas, nariz de águila, un ojo salido de su órbita y además desviado notablemente, paladar de perro y lengua poco retráctil, imposibilitado por ello de pronunciar las letras fricativas, con el pelo crecido al revés y con reflejos fotofóbicos que lo obligan a guiñar uno de sus ojos, resulta necesariamente un “antropo- specimen” de criminalidad peligrosa y de probable insanía moral, variable entre la psicopatía sintomática y alguna otra caracteropatía de gran crueldad habitual.

Las teorías de Lombroso, no tuvieron mucho éxito y de hecho, la historia, los científicos, los libros y hasta el cine, se ocuparon de aplastar los postulados de este otrora famoso médico antropólogo y criminalista.

Cuasimodo, que es sin dudas lo más parecido al engendro que hemos descripto, salvo por su joroba (para cuya aparición no deben perderse las esperanzas), era, finalmente, un tipo bueno.

Sin embargo, hay algunas casualidades que merecen verse :
Quien concurra a la Policía Federal a hacer un dictado de rostros para describir a un delincuente, del que acaso ha sido víctima, tiene obligadamente que mirar, una por una, mas de mil caras diferentes a efectos de poder construir el llamado “foto fit” o identikit.


De esos mil rostros, todos pertenecientes a delincuentes prófugos o recién liberados, no menos de 950 son antropomórficamente, típicos modelos lombrosianos de criminalidad predeterminada acaso por esa sola condición.

Además, hasta los propios jueces y los más avezados policías, honran secretamente a Lombroso, refiriendose, muchas veces, a la “cara de delincuente” que tiene tal o cual detenido.

Todos, en general, creen que Lombroso, algo de razón tenía.
No quieren aceptarlo públicamente, por cuanto temen quedar incursos o encuadrados en algún tipo de discriminación social.

En los fundamentos de la curiosa teoría de Lombroso, aparecen varios capítulos explicativos acerca de los retorcimientos y los desvíos morales en los que suelen caer este tipo de engendros que se rotulan allí como “antropo-delincuentes”.

Uno de ellos dice :

“Estableciéndose como distintivo que el cráneo de estos seres tiene una topografía interna con tales retracciones especiales que modifican volumétricamente la masa encefálica, vale considerar las áreas en las que inciden estas penínsulas óseas, restando y hasta haciendo desaparecer regiones íntegras de ambos hemisferios del cerebro y privando al mismo por completo de su función ” (sic) .

“Trátase, en lo reactivo social, de seres humanos que presentan un incontenible resentimiento que convierte su gregariedad natural en una acción de simulación esforzada” (sic).


“Necesitan encajar en la sociedad, para que pase inadvertida su inclinación habitual a la venganza generalizada y sin motivo cierto.
Les resulta menester cobrar alguna “presa” con regularidad y crean, para ello “grupos de enemigos potenciales” a quienes condenan a muerte en silencio, capturándolos de uno en uno y sacrificándolos luego, con horribles sufrimientos previos”. (sic)

“Por tal razón, al seleccionar a sus víctimas de entre esos grupos cerrados y homogéneos, aunque sus actos criminales sean impredecibles en su frecuencia, puede adivinarse cuales son los que están en peligro, resultando así más rápido su descubrimiento” (sic).

“No importa su posición social, su nobleza de nacimiento o incluso su rango en alguna función o cargo público. Su sed de venganza inexplicable y su resentimiento malévolo, no se detiene por estas distinciones. Al contrario, sírveles el manejo del poder de contorno tuitivo perfecto para preparar y consumar sus actos criminales con la mayor impunidad y enmascaramiento.” (sic).


Nos dice, en otras palabras, Césare Lombroso, que en los repliegues del poder, y aún en sus más altos estamentos, perviven estos engendros, acaso pudiendo desarrollar por mucho tiempo, un raid de crueldades y venganzas bajo las formas más sofisticadas que les puede facilitar para ello la herramienta política y el manejo del poder discrecional.


Lombroso no vivió para ver fulminada su teoría.

Ya casi nadie lo cita, salvo para asociarlo a la discriminación.
Pero no son pocos los que lo elogian secretamente.

La prudencia y la cobardía están vinculadas con el respeto y con el miedo. Este último es socio de la incertidumbre y de la carencia de información sobre aquello que nos amenaza en la vida.


Puede verse que esta información, errada o no, es muy curiosa.


… y conmovedora hasta el susto.